tictac
Corría. No quería desaprovechar el tiempo. Se apuraba en sus acciones, actuaba ya sin precisión. Miraba a cada rato su mano izquierda. 1, 2, 3. Soñaba que algún día iba a poder soltarse de aquella cárcel intangible. Romper las esposas que la volvían esclava de un guardían invisible. Liberarse de aquel vil tirano, el tirano del tiempo, aquel del rítmico tic-tac, el de las agujas, su pérfido amigo: el reloj.