Su cuerpo inerte producia gritos mudos de ayuda. Buscaba a su familia, buscaba el calor que su cuerpo antes tenía. Encontraba tristeza, imaginaba el dolor de su familia disfrazado en llanto, en sollozos, en gritos, en enojo. Su tez se encontraba más blanca, sus ojos cerrados como si estuviera soñando. Soñando con un mundo mejor, sin injusticias, sin diferencias sociales. Un mundo del que él ya se encontraba muy lejos. Ojalá que su paso por esta tierra no haya sido en vano, que se lo recuerde como un joven floreciendo con un final tan injusto como trágico. Que se sigan recordando sus ojos, esos que una vez estuvieron abiertos, que se recuerde su voz. Que no se olviden lo que una vez fue y pudo llegar a ser. Que se sepa que como él hubieron muchos que yacieron en el suelo, que ahora solamente pueden soñar, desde lejos, con un mundo mejor...
24/02/2012 QEPD Lucas.