Aquella clase de juegos pueriles los mantuvo entretenidos por un tiempo. Hasta que ella necesito dilucidar que es lo que él escondía. Esperaba con beatitud las respuestas de él. Sospechaba cuales serían, incluso también creía saber que palabras usaría. Recapacitó y se dio cuenta que sus ojos decían más que las palabras, esos que le recorrían todo el rostro en ese momento. Esos que por primera vez, le susurraron un 'te amo'.