miércoles, 28 de marzo de 2012

Rayo Laser.

Estaba cansada. El ruido metálico aletargaba mis oídos, anulaba mi audición. Mis ojos se cerraban lentamente, se volvían a abrir, inspeccionaban el lugar. Sentía la mirada de alguien que se me clavaba en las sienes;que me apuntaba como si lo estuviera haciendo con un rayo lasér. Intrigada me volví hacia mi derecha. El lugar, bañado en una amarillenta luz artificial parecía monótono y melancólico. Vi las caras de todos, traté de memorizar sus rostros pero estaba exhausta, hasta que aquel me hizo sonreir. Esos ojos eran los rayos que me apuntaban, los ojos que por un instante se conectaron con los míos, pero que rápidamente se desconectaron como una especie de juego pueril. Lo miraba de soslayo pues no quería desperdiciar esos pocos (y únicos) minutos que podía compartir con él. Once, Venezuela, Humberto I. El crujir metálico cesó. Se abrieron las puertas y bajé del subte. El se fue para la izquierda,yo para la derecha. Subí las escaleras y me volví hacia atrás. Se estaba alejando.....pero todavía me seguía apuntando con sus oscuros rayos lásers.