Siento que me están dando una segunda oportunidad para empezar de nuevo, pero otra vez siento que me voy a volver a equivocar. Siento que estoy en un punto dónde mi camino se bifurca y tengo que elegir: derecha o izquierda. Pero yo quiero seguir caminando por el medio, pero hay espinas y me lastiman y lastiman. No quiero que las cosas terminen así. No quiero blanco y no quiero negro. Y tampoco quiero no haber aprendido nada. La verdad soy bastante lenta y me confundo seguido. Pero me gusta estar así: me gusta ser nada. Me gusta que me miren como un lindo recuerdo, odiaría ser uno malo. Me gusta cambiar a las personas siendo yo misma y odio que las personas me cambien a mi. Pero aca estoy. Parada y desconcertada. Pero siento que en algún momento sabré hacia dónde encarar mi porvenir. Siento que de a poco mis pies se mueven solos. Cierro los ojos y me dejo llevar por el impulso. Los abro y estoy sentada en mi cama, escribiendo esta entrada, escuchando Maná, intentando no reir ni llorar.
martes, 25 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
Adios
La rutina de todos los días se ve maltratada por el cambio. Las sombras,son los únicos vestigios de lo que fue y la luz quiere alumbrar lo que puede llegar a ser. Pero hay veces que el cambio significa abandonar. Dejar de lado lo que hace mal y optar por lo que hace bien. Pero el problema nace cuando el primero lleva al segundo. Te digo que esa porquería me hace reír y que esa porquería es difícil de olvidar. Pero no se porque hoy me desperté diferente, cambiada. Cambié mi rutina y ver ese botoncito verde ya no significa nada, excepto autosuperación. Cambié y me gusta así. Espero que esto dure, porque siento que así va a ser. Por lo menos estos dos meses te digo adiós y espero no vuelvas más a mi vida de la forma en la que siempre estuviste.
viernes, 14 de diciembre de 2012
Cjs
""Buen día, mi vida" mientras pienso como llegue acá,
una noche me abrazaste, te besé y no dormimos ni sufrimos más.
Habrá sido nuestro premio por no salir corriendo,
o el castigo por no saber escapar.
Te sigo buscando como enfermo al remedio,
como comienzo al final."
una noche me abrazaste, te besé y no dormimos ni sufrimos más.
Habrá sido nuestro premio por no salir corriendo,
o el castigo por no saber escapar.
Te sigo buscando como enfermo al remedio,
como comienzo al final."
El dolor de no poder cambiar lo que pasó. La impotencia del desconocimiento y la tristeza de saber que nunca vas a poder abrazar de nuevo a la persona que amaste. Porque vos sabes que no tuviste la culpa, pero a nadie eso le importa. No, porque ellos también tienen dolor, y el dolor nos vuelve a todos ciegos. Queres parar al mundo y volver a nacer, o simplemente queres dejar de existir Pero no podes porque sabes que no podes Porque te duele y te impresiona ver la sangre corriendo por tus brazos. Pero la voz del resto te vuelve culpable. Al principio no les crees. Pero las voces no se van y vos tampoco. De a poco ellas se vuelven tu consciencia y tu destrucción. De a poco vuelve la sangre y vuelve el dolor. Ríos rojos, cielos negros y el consuelo de poder esperar algo mejor.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Labios Rojos.
Otra vez estaba jugando con su labial y otra vez la madre la reta y le dice que ya tendrá tiempo para jugar a ser mujer. Otra vez la niña llora y se asusta por los gritos de su madre. Otra vez la madre la malcría y la lleva a la niña al kiosko para comprarle su golosina favorita. La madre la proteje de todo, le sube su cierre relámpago hasta las narices para que no tome frío y en su cartera tiene un par de guantes para protejer sus pequeñas manitos de la ventisca de Julio. El barrio era muy tranquilo. En el barrio no pasaba nada. Caminaban desprocupadas las dos por la calle de tierra y polvo. Un auto pasa y la madre le protege los ojos a su niña, no sea cosa que la mugre entre en sus dorados ojos. El sol empieza a salir y de a poco todo empieza teñirse de un color más feliz. De a poco, todo empieza a tener más vida. Las ventanas se abren, los vecinos salen de sus hogares a recoger el diario. Aunque, en esos pueblos chicos, todas las noticias corrían rápido. Se sabía quién había dormido con quién, se sabían las peleas y las amistades. Pero a nadie le molestaba eso, o al menos, nadie tenía permitido quejarse. ''Ya sabés Mirta, a veces es mejor callar'' le decían a la madre, ''El pueblo es chico pero el infierno es grande''. Mirta -la madre- estaba soltera, nadie supo oficialmente quién era el padre de la nena, pues ella había llegado al pueblo ya embarazada. Sin embargo todo el pueblo se había encargado de inventar relatos que intentaban explicar la historia de la joven madre. Cuando nació la niña, todos intentaron buscarle parecidos con los hombres fornidos que la visitaban a Mirta todos los meses. Aquellos hombres eran altos y vestían trajes negros a veces. Algunos usaban anteojos y otros corbata. Todos los meses venía un hombre diferente. Eran educados pero de pocas palabras. Cada vez llegaban con un sobre blanco sellado. Cada vez que ellos llegaban, la madre se encargaba de que su hija no se encontrara con los hombres. Ella recibía las cartas dentro de su casa y hacía esperar a los hombres en la escalinata de su casa -a veces por horas- la devolución de la misma carta. Aquella escena se hizo cotidiana. Pero desde Febrero que ninguno de los hombres volvió con ningún mensaje.
La madre llevó a su pequeña a jugar a la plaza de la ciudad, no sabe porque, pero es la única en el parque. No sabe porqué pero ya no hay sol y todo es triste. Cuando ve que comienza a llover, decide abandonar los juegos y volver al resguardo de su casa, al abrigo de la estufa de parafina. La niña no quiere irse, pero la madre le dice que cuando vuelvan a su casa ella le cocinará su comida preferida. Inducida por la deliciosa idea la niña baja del columpio y corre a donde esta su madre. A lo lejos se escucha el motor de un auto, el eco del graznido de un cuervo y el rumor de la tormenta. El auto se acerca y la madre reconoce en el coductor un rostro familiar. La madre corre pero sabe que su hija no va a poder lograrlo. Ya sabe que su destino esta escrito. Con sus ojos empañados le dice a su hija que la ama y le explica que es hora de volverse mujer. ''Todo estará bien mi amor, mami te va a encontrar''. El auto frena y el hombre agarra a la mujer. Ella sa bate a duelo pero cae desmayada. ''Yo te avise Mirta, no me podés decir que no te avisé''. De las manos de la mujer cae un labial rojo y rueda por la calle mugrienta. La niña lo agarrá y vuelve a jugar con él. Se pinta la cara y tira besos al viento, todavía sin percatarse que el hombre de ojos dorados se ha llevado a su madre. Todavía sin percatarse que esta sola. La lluvia se intensifica y la niña empieza a toser. La lluvia, lágrimas del cielo, la limpia y le hace olvidar aquella escena.
La niña, ahora tiene 28 años y ya es adulta. La niña creció en el seno de una familia, creyendo que su madre la abandonó. La niña cree ser feliz, vive del olvido. Pobre niña, que desde aquel día sus labios nunca más volvió a pintar.
sábado, 8 de diciembre de 2012
Ciel
Sos mi cielo. En vos proyecto las estrellas. En tu sonrisa brilla el sol de todos los días. Sos un cielo especial porque nunca estas nublado. Sos un cielo cálido, sos un cielo violeta. Sos violeta porque sos único y porque me gusta el color violeta (estoy segura que si fueses verde, también me gustaría el color verde, porque simplemente me gustas vos). Sos un cielo que salpica colores. Sos un cielo con arcoiris. Sos alto y sos inalcanzable. Sos vida y sos mio. Sos espectacular y sos mio. Sos mi cielo y, hoy, esta empezando a llover.
viernes, 7 de diciembre de 2012
Almas
No se cómo ni porqué pero estaba tendida en el frío pasto, que intentaba meterse por entre mis ropas. Con mis ojos hacia el cielo me percaté que una luna enorme y blanca me estaba vigilando. Cercana a ella, otras estrellas murmuraban y algunas,tímidas, brillaban por unos instantes para luego desaparecer. Entonces recordé la historia que me había contado mi abuelo sobre las estrellas. Aquellas bolas de fuego que surcan el espacio en busca del paso del tiempo, en busca de su destrucción, alguna vez, rieron y alguna vez también lloraron. Mi abuelo decía que las almas puras se volvían inmortales. Que la esencia de aquellas personas que se destacaron, quedaba impregnada en el aire, en el polvo, y el polvo se vuelve estrella. Nunca creí en ninguna de esas historias, las veía como un pretexto para hacerme dormir por las noches. Pero en aquel momento no pude evitar pensar en eso. Entonces, vi pasar una estrella fugaz, prófuga de quién sabe qué y quién sabe porqué. Me detuve un segundo, y decidí pedir un deseo. Entonces mi mente se torno en blanco y solo pensé en los astros, en el cielo y en la inmortalidad. Aquella extraña fuerza que me indujo a desear eso fue la misma que lo volvió realidad, o al menos eso creo. Ahora sigo tendida en el frío pasto, pasaron muchos años. Intento llorar y no puedo. Intento reír y tampoco puedo. Solo puedo existir, en esta vacía línea temporal que me consume. Mi brillo se acaba y yo no veo razones para seguir brillando. Pero si no lo hago, entonces, el mundo quedará a oscuras. Intento pelear pero no puedo. Intento seguir estando y lo logro. Intento seguir brillando...
En el cielo azul una de las tres marías se ha apagado.
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